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Mil años, un día

Del 12 de mayo de 2011 al 19 de mayo de 2011

Casa Árabe organiza, el jueves 19 de mayo en Madrid, un debate en torno a la obra del escritor marroquí Edmond Amran El-Maleh, con ocasión de la aparición de su libro Mil años, un día (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2011).

La conferencia contará con la participación de Abdellah Baida, profesor de Literatura en la Universidad Mohamed V de Rabat; Habib Samrakandi, director de la revista Horizons Maghrebins; Malika Embarek, traductora de la obra; e Inmaculada Jiménez, directora de Ediciones del Oriente y del Mediterráneo.

La conferencia tendrá lugar a las 19:30 horas en el Auditorio de Casa árabe en Madrid (c/ Alcalá,62) y la entrada es libre hasta que se complete el aforo de la sala.

SOBRE LA OBRA


«El relato de Nessim, nieto de judíos oriundos de Palestina en la época del Imperio Otomano, oscila entre el remoto pasado familiar en Beirut y El Cairo con las noticias de la matanza perpetrada por las Falanges Libanesas encuadradas por Sharon. La evocación de unos tiempos borrados, de la casa familiar abandonada y vacía, del cementerio marítimo de una comunidad extinta acompaña su recorrido solitario del espacio en el que transcurrió su niñez (...) La visita de Nessim a la tierra de sus ancestros palestinos, en plena guerra de Líbano y tras el horror de Sabra y Chatila, le hará apurar hasta la hez la copa de la amargura: la cruel reiteración de la historia. Los recuerdos se yuxtaponen, los espacios se mezclan, su discurso febril es el de un exiliado por partida doble, de alguien privado de la dimensión milenaria que daba sentido a su vida. De ahí el epígrafe de uno de los capítulos del libro que da su título a la novela: “Si es cierto que mil años pueden transcurrir como un día, nada impide que un día transcurra como mil años”».
Del “Preliminar“, de Juan Goytisolo.

SOBRE EL AUTOR


Edmond Amran El Maleh

Edmon Amran El Maleh(Safi 1917- Rabat 2010). Fue profesor de filosofía, novelista, ensayista y crítico de arte. Militante y dirigente del partido comunista marroquí entre 1945 y 1959. Se estableció en Francia en 1965 pero retornó a Rabat  a finales de los noventa, tras el fallecimiento de su esposa Marie-Cécile Dufour El Maleh, especialista en Walter Benjamin, un autor admirado por ambos.

Desde su tardío inicio en la ficción (a los 63 años), dedica su obra a preservar la memoria milenaria de los marroquíes judíos. Cercano afectivamente a Palestina, colaboró en la Revue d’Études Palestiniennes. Entre sus obras destaca Lettres à moi-même (2010), Le café bleu. Zrirek (1999), Abner, Abnour (1996), Le Retour d’Abou El Haki (1990), Jean Genet, Le Captif amoureux et autres essais (1988), Aïlen ou la nuit du récit (1983) y Parcours immobile (1980, traducido al castellano con el título de Recorrido inmóvil en 1989).

En 1996 obtuvo el Gran Premio de Marruecos por el conjunto de su obra, y, en 2004 se creó en Rabat una fundación literaria que lleva su nombre. Coherente con su trayectoria vital y literaria, descansa en el cementerio marino de Esauira, arropado por una inscripción en árabe, bereber, hebreo y francés.

"Tras producirse el éxodo de los judíos marroquíes, orquestado en 1967, yo no tenía un proyecto político previo que mi escritura se encargara de ilustrar. Pero cuando la revista Les Temps Modernes publicó un número sobre los judíos marroquíes, y leí lo que mantenían algunos autores, como Albert Memmi, sobre los judíos sefardíes en el mundo árabe y las amalgamas que hacían, mi reacción fue escribir para rebelarme contra la manipulación de la historia y la visión ideológica engañosa que desarrollaban. A partir de eso, sentí la necesidad de defender cierta libertad de ser judío en armonía con el arraigo en mi país. Comencé escribiendo artículos abiertamente políticos en la Revista de Estudios Palestinos. Luego, llegó la conmoción de la invasión del Líbano en 1982. En caliente, el deseo y la voluntad de romper el discurso ideológico y político desencadenó lo que llamo un procedimiento de escritura-memoria, a través del cual unas imágenes arcaicas, básicas, evocan tanto un precioso cofre de tuya sostenido por un judío marroquí como a un niño quemado por el napalm en Líbano. Por ello me acusan de desear la destrucción de Israel. Incluso, una editora me dijo: "¿Por qué le lastra a usted tanto el problema palestino?". Al ver que mi texto [Mil años, un día] no dejaba de tener interés, añadió: "bien podría usted haber escrito una simple historia de un joven judío marroquí".

Entrevista a Edmond A. El Maleh en TelQuel (20 julio de 2004)
Mil años, un día