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Los países árabes podrían generar la mitad de la electricidad que necesita el mundo

La región podría jugar un papel determinante en la transición energética mundial hacia las energías limpias.

04 de noviembre 2022
A partir del sol, pero también combinado con la fuerza del viento y el hidrógeno que se obtiene del agua de mar, una serie de países, entre los que espera posicionarse España (país europeo considerado como más competitivo para la producción de hidrógeno verde), podrían convertirse en centros logísticos y de producción energética claves en el nuevo panorama mundial, como Egipto, Marruecos y Emiratos Árabes Unidos. Se acaban de anunciar en España inversiones millonarias para la creación de núcleos de producción de metanol verde, combustible de los grandes barcos que llevan el comercio mundial, y en marzo se anunció que Egipto, por donde pasa el 30% del tráfico mundial de contenedores, albergaría otro importante centro de producción (El País, 03/11/22).

Pese a poseer casi la mitad de las reservas mundiales de petróleo (43%) y un cuarto de las de gas (26%), y producir un tercio del petróleo que se consume a nivel mundial y más de un 15% del gas, en las últimas dos décadas, todos los países árabes, tanto exportadores como importadores de hidrocarburos, han dado un giro hacia las energías renovables para reducir la dependencia de estos recursos, acompañando el viraje global hacia la transición energética. En este sentido, han apostado por poner en marcha toda una serie de planes de acción y agendas de desarrollo de las energías limpias, con el fin de garantizar una transición energética sostenible (IRENA, 2020).

Los países árabes se encuentran en una de las zonas de mayor radiación solar del planeta. Su potencial de producción de energía solar podría alcanzar el 50-60% de la demanda mundial de electricidad, y más de tres cuartos de su territorio serían aptos para desarrollar parques eólicos. Conscientes de ello, están emprendiendo proyectos importantes en el sector, tanto en la generación de energía solar, como eólica, con algunos proyectos de gran resonancia, desde la ciudad de Masdar en Abu Dhabi o algunas de las mayores plantas solares del mundo, como la de Benban en Aswan, Egipto (finalizada en 2019); las de Noor y Mohammed bin Rashid Al Maktoum en Abu Dabi y Dubái; y la planta Noor en Ouarzazate, Marruecos, la más grande del mundo en energía solar concentrada; o el parque eólico Dumat Al-Jandal Wind Power Project que se proyecta construir en Arabia Saudí y que será el mayor a nivel global (EVWind, 2019). En estos desarrollos están participando muy activamente las empresas españolas.

Es cierto que las políticas adoptadas han tendido a ser excesivamente ambiciosas y, al igual que en tantos otros países del mundo, no se han cumplido los objetivos establecidos, como se podrá ver en la reunión de la COP27 en Egipto, pero se trata de un cambio que resulta irreversible por múltiples razones, por la caducidad de las reservas de hidrocarburos en algunos países, la insostenibilidad de los subsidios a los combustibles fósiles en periodos inflacionistas como el actual y el impacto del cambio climático en la región, que será de las más afectadas del mundo.

De conseguir el apoyo financiero y la voluntad política necesarios, los países árabes se pueden convertir en catalizadores del cambio global hacia la transición energética y en socios inigualables para liderar ese cambio.

Imagen: Solargis - MENA (2019) en MOHSENI-CHERAGHLOU, Amin. 2021.    

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